POPPER Y LA EPISTEMOLOGÍA


Karl Raimund Popper (Viena, 28 de julio de 1902 - Londres, 17 de -1994. Fue un filósofo, sociólogo y teórico de la ciencia

Epistemología

"Creo que al menos existe un problema filosófico por el que se interesan todos los hombres que reflexionan: es el de la cosmología, el problema de entender el mundo... incluidos nosotros y nuestro conocimiento como parte de él. Creo que toda ciencia es cosmología, y, en mi caso, el único interés de la filosofía, no menos que el de la ciencia, reside en los aportes que ha hecho a aquella; en todo caso, tanto la filosofía como la ciencia perderían todo su atractivo para mí si abandonasen tal empresa."

Popper expuso su visión sobre la filosofía de la ciencia en su obra, ahora clásica, La lógica de la investigación científica. En ella aborda el problema de los límites entre la ciencia y la metafísica, y se propone la búsqueda de un llamado criterio de demarcación entre las mismas que permita, de forma tan objetiva como sea posible, distinguir las proposiciones científicas de aquellas que no lo son. El criterio de demarcación decide sobre si tal afirmación ha de ser estudiada y discutida dentro de la ciencia o, por el contrario, se sitúa en el campo más especulativo de la metafísica. Para Popper una proposición es científica si puede ser refutable, es decir, susceptible de que en algún momento se puedan plantear ensayos o pruebas para refutarla independientemente de que salgan airosas o no de dichos ensayos.

En este punto Popper discrepa intencionadamente del positivismo, que establecía una distinción entre proposiciones contrastables (positivas), tales como Hoy llueve y aquellas que no son más que abusos del lenguaje y carecen de sentido, por ejemplo Dios existe. Para Popper, este último tipo de proposiciones sí tiene sentido y resulta legítimo discutir sobre ellas, pero han de ser distinguidas y separadas de la ciencia.

Popper supera la polémica entre empirismo y racionalismo, sosteniendo que las teorías anteceden a los hechos, pero que las teorías necesitan de la experiencia (en su caso, de las refutaciones) para distinguir qué teorías son aptas de las que no.

La salida a este dilema, propuesta en La lógica de la investigación científica, es que el conocimiento científico no avanza confirmando nuevas leyes, sino descartando leyes que contradicen la experiencia. A este descarte Popper lo llama falsación. De acuerdo con esta nueva interpretación, la labor del científico consiste principalmente en criticar leyes y principios de la naturaleza para reducir así el número de las teorías compatibles con las observaciones experimentales. Así, dentro de la ciencia quedan por ejemplo la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica y, fuera de ella, el marxismo o el psicoanálisis.

En el sistema de Popper se combina la racionalidad con la extrema importancia que la crítica tiene en el desarrollo de nuestro conocimiento. Es por eso que tal sistema fue bautizado como  racionalismo crítico.

Lo que significa que solo se puede generar una verdad, (o lo que se define como conocimiento) a partir de modelos científicos o hipótesis perfectas, pero como la creación de estas es algo utópico Popper se conforma con que el modelo sea lo suficiente aproximado para que funcione en la mayoría de los escenarios. Siempre haciendo énfasis y reiterando en que existe lo falso en lo verdadero y, que una idea o concepto nunca será completamente verdadera porque existirán otras ideas o conceptos que la invaliden.

Popper expresa así que todo el tiempo estamos elaborando teorías e hipótesis de acuerdo a nuestras expectativas y la mayor parte del tiempo las estamos experimentando a las cuales las llama conjeturas. Al momento de que una teoría puede ser contrastable, aunque no se pueda verificar, es falseable. 

La sociedad abierta


Popper es recordado por muchos como un filósofo, teórico del liberalismo y defensor de la sociedad abierta frente a los sistemas que, según su concepción, resultaban totalitarios, tales como el comunismo y el nacionalsocialismo. La obra más conocida de Karl Popper es La sociedad abierta y sus enemigos, escrita durante la II Mundial. En ella el autor se propone aplicar a la política sus teorías sobre la ciencia y el avance del conocimiento. Popper indaga en la historia de la filosofía para trazar los orígenes del totalitarismo que había desembocado en la guerra y en la radical crisis del pensamiento occidental. 

Popper plantea una interpretación de la historia del pensamiento político basada en la confrontación entre dos escuelas o visiones del mundo: a) una reaccionaria, que añora una comunidad cerrada y perfecta, heredera de la tribu y b) otra racional y crítica, que nació en la Antigüedad clásica con la "Gran Generación" a la cual pertenecen Sócrates y Demócrito. Dicha visión reconoce el limitado conocimiento humano a la cual atribuye el auténtico espíritu de la ciencia.

Popper hace una interpretación de la obra de Platón, y le atribuye la acuñación del esencialismo en la teoría del conocimiento y del historicismo en la teoría política.

Partiendo de la teoría de las formas y las ideas, la tesis de Platón es que existe un mundo de las ideas que es perfecto, y que la realidad material en la que vivimos no es más que una copia imperfecta que tiende a la degeneración. Esta visión no sólo se aplica a la realidad natural, sino también a la política y social. La ciudad (la polis), modelo de sociedad fundamental en el mundo griego, tiende a la degeneración y decadencia al alejarse en el tiempo de la polis originaria y perfecta. La democracia, para Platón, es tan sólo un estadio más en la degeneración, de la cual la tiranía no será más que la última expresión. Platón de este modo plantea la situación en Atenas, su ciudad natal, como de decadencia al haberse instaurado la democracia y ver como en sus avatares se desliza a la tiranía. Para Platón el modelo ideal de ciudad es Esparta, una aristocracia de nobles que gobierna sobre el resto que no tiene más función de obedecer. Para mantener la unidad y la estabilidad la aristocracia debe mantenerse unida sin dar lugar a lujos ni disensiones. Mantiene que las disensiones políticas es el origen de la decadencia y que deben existir una radical división entre los hombres: entre los que dirigen y el resto que debe obedecer En el mantenimiento de este orden "perfecto" gira toda su concepción sociológica de Justicia. A Aristóteles Popper no le concede más que el desarrollo de la Teoría de las Ideas en la doctrina de "potencia y acto" y en la instauración del esencialismo metodológico. Aristóteles no hace más que adoptar el mundo de las Ideas de Platón pero en vez de modo pesimista de un modo optimista. El desarrollo del mundo material no tiene por qué ser decadencia y alejamiento de la Idea Originaria sino de desarrollo de las potencialidades de las Ideas de modo que las cosas materiales no hacen más que desarrollar la esencia de la cual surgen en su devenir histórico. Esta idea sería repetida por Hegel al cual no le atribuye más mérito que reeditarlas viejas ideas de Heráclito, Platón y Aristóteles para construir una espantosa teoría política con la única finalidad de legitimar el poder absoluto de Guillermo de Prusia. A Hegel le atribuye también la consolidación moderna del "historicismo" que sería la versión oficial de las ciencias sociales en el continente europeo durante todo el siglo XIX. Marx, aunque políticamente opuesto al modelo de Estado de Hegel, no haría más que aplicar el método historicista al análisis de la sociedad industrial de la época, llegando a la conclusión de que la lucha de clases es el auténtico motor de la historia, y que aplicando un "método científico" se llega a la profecía de que la sociedad de dirige inexorablemente a la crisis final del capitalismo para la instauración de una sociedad sin clases en la que el Estado se disuelva y el hombre alcance la auténtica libertad. En dicha obra existen críticas recurrentes de Popper tanto al esencialismo metodológico como al historicismo pero además critica al "sociologismo del conocimiento" o "historismo" que no hay que confundir con el "historicismo". Según dicha doctrina nuestro conocimiento no es más que consecuencia de nuestra circunstancia histórica, de nuestra época con sus tensiones y conflictos de intereses y por ello nuestro estado actual de conocimiento no es ni mejor ni peor que otro cualquiera negando así la existencia de cualquier verdad, no ya moral, sino incluso científica. Popper, radicalmente opuesto a dicha doctrina, sostiene que el conocimiento humano puede plantearse la búsqueda de la verdad, no entendida como verdad absoluta sino como acercamiento cada vez mejor a la verdad a través de teorías que explican la realidad mejor que otras y que puedan refutarse.


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